Te mando la reseña
corregida. Monterrey, Nuevo León. 22:00 horas. Café Iguana.
Lleno a reventar (sin exagerar, la sobreventa estuvo cañona). El melodioso
intro titulado "1985" suena al tiempo que las cortinas se levantan.
Carcass está de nuevo en Monterrey. Esta vez son Jeff Walker, Bill Steer,
Daniel Wilding en la batería y Ben Ash en guitarra quienes se encargan de
reventarnos los tímpanos al tiempo que entonan el demoledor himno "Buried
Dreams" del clásico disco "Heartwork" para abrir el concierto.
En una tocada memorable, Carcass hizo volver los estómagos de cientos de regios
con un setlist lleno de clásicos de la brutalidad como "Incarnated solvent
abuse", "No love lost", "Exhume to consume" o
"Keep on Rotting in the free world".
Ni lo abarrotado del lugar (que le exigía de más a la ventilación del recinto
del Café Iguana) ni la extraña ecualización de la consola (puntos menos para
quien la manejó) lograron deslucir ni un céntimo a un Carcass que supuró
energía y veneno (del bueno) durante hora y media. Entre los empujones,
arrimones, agarradas y embarradas que te dabas ahí adentro, incrédulo escuché
la voz de un cuate gritando indignado "!Respeten mi espacio personal huercos!".
La excelente selección de canciones, que nos llevaba al remoto
"Necroticism: Descanting the Insalubrious" de 1989 y de regreso al
"Surgical Steel" convitieron a lo que hubiera sido un regular
concierto de disco nuevo en toda una rememoración ochentera y noventera con las
mejores rolas de esta legendaria banda.
Jeff y compañía nos demuestran con esta brillante ejecución que todavía traen
pus para rato y ganas de seguir moliendo cadáveres en los escenarios.
Por Daniel
Alvarez del Castillo